Es un hecho poco conocido que en la primera década del presente siglo XXI se produjeron en el mundo alimentos más que suficientes para alimentar a una población global de 7 mil millones de seres humanos, no obstante en los países en desarrollo una de cada seis personas padece hambre crónica. Por esto, la seguridad alimentaria mundial es una responsabilidad estratégica de los gobiernos, sobre todo ante los desafíos planteados por el cambio climático, agravados por el surgimiento de la pandemia Covid-19 y una población que Naciones Unidas estima para el 2025 en 8.5 mil millones de habitantes en 2025.
La innovación en la agricultura y el rol de las biotecnologías, están llamadas a contribuir de manera decisiva en la búsqueda de soluciones conducentes a la abolición de hambre y la desnutrición. La promoción de la agricultura en países como Colombia, es clave para alcanzar la seguridad alimentaria y sustentar el desarrollo. La agricultura representa cerca del 30% del PIB y el 50% del empleo en el mundo en desarrollo y en el caso colombiano representa el 7% del PIB nacional y ocupa según el DANE alrededor de 4.9 millones de personas.
La dura situación que ha afectado al mundo desde hace más de un año, deja en evidencia que Colombia tiene un potencial como abastecedor de alimentos para el mundo, pues aún siguen muriendo mas personas por desnutrición que por Covid-19, en un escenario de demanda creciente de alimentos. Estoy significa que con una política acertada de desarrollo del campo y de focalización de inversiones para infraestructura vial y dotación de condiciones para apoyar la producción, transformación y comercialización de productos del sector agropecuario, sería una alternativa para mejorar las condiciones de vida de las comunidades rurales y urbanas. También es indispensable fomentar la asociatividad y transferir a las organizaciones de pequeños productores, tecnologías para asimilar buenas prácticas de producción. Que sano sería contar con un país aliado como por ejemplo Alemania o Israel para lograr acuerdos de producción y de transferencia de ciencia y tecnología y trabajar colaborativamente en un gana-gana, en el cual Colombia sería ampliamente beneficiada.
Precisamente la FAO ha señalado como una de las causas del hambre y la malnutrición, la baja inversión en la agricultura en países en desarrollo, situación contraria se da en los países desarrollados. El futuro del sector agropecuario se ha de cimentar en la investigación y desarrollo tecnológico orientado a incrementar una productividad agroalimentaria que asegure, a la vez, el mantenimiento y buen uso de los recursos naturales existentes. Se trata de garantizar a todos los ciudadanos, sin distingo, el acceso a alimentos de calidad y con precios asequibles. En un contexto globalizado como el actual se concibe la innovación en la agricultura más que como sola adopción de tecnología, como la combinación exitosa de ésta con prácticas autóctonas, nuevos conocimientos, esquemas mentales, instituciones y formas de organización social. Las fuerzas motrices de la innovación en la agricultura pertenecen a factores de mercado, ambientales, políticos, regulatorios, a la vez que tecnológicos.
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