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Rafael Méndez

Los ríos voladores. Un tema prioritario en la Gerencia de Proyectos.

No hay duda que los seres humanos somos más hábiles en hacer grandes obras de infraestructura y elaborar artefactos, que en medir sus impactos en el Medio Ambiente en el mediano y largo plazo.


A propósito de un excelente programa que tiene que ver con el Medio Ambiente, llamado “Planeta Caracol”, en el que se entrevistaron a los expertos Germán Andrade, Investigador de la EAN y Ex -Director del Instituto Humbolt y a Rodrigo Botero, Director de la Fundación por la Conservación y el Desarrollo Sostenible, escuché por primera vez el concepto de “Ríos Voladores”, que nos conectan con el Amazonas y permiten que el agua llegue a nuestras ciudades y nos garanticen la vida, la agricultura, la seguridad alimentaria entre otros beneficios.


Imagen tomada de www.fundacionaquae.org

Señalan los entrevistados que siempre nos enseñaron que los páramos eran fábricas de agua, pero no nos enseñaron que ellos hacen parte de un gran ciclo hidrológico como un ecosistema. De igual forma, señalan que en nuestra formación que donde llovía mucho, siempre había bosques, pero en realidad esta relación es en doble vía, donde llueve hay bosques, pero donde hay bosques también llueve. El concepto de “Ríos voladores”, es considerado como uno de los hallazgos científicos más importantes y mágicos y requiere con urgencia repuestas de los seres humanos.


Si se observa como una cadena de valor el concepto de “Ríos Voladores”, podemos observar que la Amazonía hace parte del ciclo del agua y permite que exista un equilibrio entre la atmósfera y la selva. Siempre hay un chorro de vapor de agua que sale por el norte y tiene también salida por el sur. ¿Cómo sucede este fenómeno?. El agua en el Océano Atlántico tropical se evapora y con los vientos de Este, se desplaza en forma de nubes gigantes de agua, que apenas ingresan al continente debajo de la desembocadura del Amazonas, se comienzan a descargar, pasando por las cordilleras. Parte de esas aguas van a los ríos y nuevamente llegan al mar, otra parte importante es absorbida por los árboles y las plantas. El agua cuando sube por los tejidos de los árboles y sale por las estomas a través de las hojas como vapor de agua como micro-gotas de agua, hace que la selva cumpla la función de una bomba de agua, ya que por la transpiración devuelve a vapor de agua a la atmósfera y a la vez absorbe calor de la atmósfera, actuando como un refrigerador. Ese ciclo se repite una y otra vez (cargue y descargue) y por el movimiento planetario hace que esas corrientes se desplacen hacia el Norte y los Llanos Orientales.


Un ejemplo del rompimiento de ese ciclo fue la sequía que se presentó en Sao Paulo, la ciudad Latinoamericana más grande, por la intensa deforestación. Esa situación se puede presentar en muchos de los centros urbanos, sino se definen políticas públicas para gerenciar los “Ríos Voladores”. No basta con sembrar árboles, pues se estima que en la selva hay del orden de 390.000 millones de árboles, por lo tanto; se requiere de acciones conjuntas a nivel internacional y es una tarea intersectorial. Si esa tarea no se hace y lidera por los centros de poder, se seguirán generando fenómenos como la erosión, avalanchas, inundaciones, desplazamiento poblacional, emergencias ambientales, pérdida de suelos, riesgos de seguridad alimentaria y otros efectos en cadena.


La Gerencia de Proyectos, debe tener una visión holística de los ODS y siempre tener en cuenta la relación Proyecto-Medio Ambiente.

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